Hoy en día, todos son gurús ¿o somos? y sí, lo digo de manera sarcástica. Es que ya no es necesario estudiar o hacer para enseñar, ya no se necesita conquistar logros para inspirar, ya no basta con escribir un libro para ganarse el “respeto” de miles. Hoy en día basta con tener una cuenta de instagram, miles de seguidores, buenas fotos, buenos videos que entretengan, informen, sorprendan o enseñen algo, lo que sea, ya sea contenido replicado u original, no importa.

Hoy en día inspira aquel que edite un buen video, aquel que tome una buena fotografía con su celular. Atrás quedaron los escritores, los filósofos, los novelistas, pintores, músicos de conservatorios, atrás están quedando los periodistas, los actores, los cineastas.

Para muchos (no para todos), un médico con 200,000 seguidores es más confiable que un médico con 200,000 cirugías. Ya no importan los diplomas o los hallazgos científicos. ¿Cuántos seguidores tienes y te diré quién eres? Hay algo que no está bien aquí. ¿Dónde quedó la lectura que respalda las aseveraciones? ¿Dónde quedaron las fuentes confiables que legitiman la información? ¿Dónde quedó el estudio que valida? ¿Dónde quedaron los logros o la experiencia que valida el estudio si es que no hay estudio? ¿Alguien pregunta por los logros? ¿Alguien los valida?

Me pregunto, ¿de qué depende tener miles de seguidores? porque al parecer abre muchas puertas, y te lo digo por experiencia. Y no, no estoy criticando a los creadores de contenido, de hecho a muchos admiro y respeto. Estoy criticando (de manera constructiva), a las audiencias que tragan entero. A las audiencias que viven en el remolino de instagram, ingieren los desechos de otros y regurgitan para que otros ingieran. Y mil disculpas a ti que estás leyendo esto si te pareció grotesco, pero es que así se ve.

Hoy en día todos somos gurús. Porque son las audiencias que tragan entero quienes otorgan ese título que ni un diploma de Harvard podría superar.

Bienvenidos a mi blog.

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